Biografía

Nací en la Ciudad de México en un hospital de la colonia Roma. Curioso de la ciencia pero también de la belleza del mundo, de los cielos, las montañas y las estrellas. Siendo estudiante de la Facultad de Ingeniería (UNAM) descubrí la fotografía y -más tarde- fui aceptado en el Taller de Fotografía Creativa, impartido en la Facultad de Arquitectura.  Egresado de la primera generación de dicho taller, me uní a la academia en el mismo, siendo una experiencia muy enriquecedora la enseñanza y el conocimiento de los diferentes puntos de vista e inquietudes de los alumnos, iniciando de esa manera mi carrera como fotógrafo. Justo en ese momento entendí que aún me faltaba muchísimo camino por recorrer en la fotografía y emprendí un largo viaje de conocimiento en cursos, talleres y diplomados nacionales e internacionales, agradeciendo no solo los conocimientos, sino la experiencia de mis grandes  maestros de luz.   En el año 2007 inicié esta aventura de EM Fotografía, que me ha llevado a adquirir increíbles experiencias y a conocer a las mejores personas, además de aprender cada día algo nuevo para ofrecer excelencia a mis clientes.

Mi historia

Capturando un momento
del espacio-tiempo!

Me considero un fotógrafo diferente, porque en mis imágenes están mis experiencias de niño, de adolescente, mis clases de termodinámica y de ecuaciones diferenciales. 


Aunque de niño y adolescente hice muchas imágenes convencionales, mi historia con la fotografía comienza en algún momento de mi carrera de ingeniería: Si bien, usaba una cámara automática de 35mm para el registro de mis practicas y fotografías personales, la magia comenzó cuando gracias a una beca de Pemex pude comprar mi primer cámara con funciones manuales. La idea era hacer fotografías del Espacio Escultórico para una Guía Geológica del lugar, basada en un trabajo que presenté el año anterior en una Reunión Anual de Ciencias de la Tierra en Puerto Vallarta. Por supuesto que hice las imágenes para dicha guía, pero también empecé a fotografíar la naturaleza de Ciudad Universitaria, los edificios de mi facultad, los sábados increíbles en Coyoacán, y el mar de Manzanillo, lugar al que iniciaba mis visitas constantes.

Hubo dos o tres fotografías increíbles, algunas decenas de imágenes buenas, y las demás eran meramente documentales con muchísimas fallas. Pero era un hecho que me había convertido en el compañero que "sacaba las fotos" e ilustraba los trabajos de una manera más o menos decente. Recordemos que por el año 2004 no eran precisamente populares las cámaras digitales y los teléfonos móviles apenas iniciaban la moda de incluir cámara, las cuales en general tenían una definición muy mala, baja resolución y un mínimo espacio de almacenaje. Hacer fotografía no era -en definitiva- algo muy común. 


 Para cuando cursé la materia de Geología de Campo Avanzada, era definitivo mi papel de fotógrafo no oficial de mi generación, y recuerdo haber hecho en los alrededores del volcán Parícutin una de las fotografías de paisaje que más me han gustado hasta la fecha: un árbol enmarcado por un colorido atardecer y una golondrina revoloteando en la escena..

De ahí siguieron los tiempos en el Instituto de Geofísica, donde el Popocatépetl era un destino común en fin de semana y más o menos por esas fechas fue que de manera fortuita fui aceptado en un Taller de Fotografía que iniciaría sus actividades en la Facultad de Arquitectura, dependiente de la DGACU.


Empecé de cero, pero descubrí que no solo se podían crear imágenes, sino que las tardes podían ser muy buenas, y las noches fotografiables. Vino entonces mi primera exposición colectiva, donde yo quería presentar un diálogo usando mitología greco-romana, pero me quedaba muy grande el papel de Zeus que quería representar y al final ni siquiera pude invitar a ninguna doncella de Argos, aunque era el título de mi fotografía principal. 


Conocer compañeros de otras escuelas, con diferentes intereses enriqueció mi fotografía, pero nada se comparó cuando al egresar de la primera generación del Taller, me integré a la parte académica del mismo.  Si bien, la fotografía técnicamente es muchísimo más sencilla que la ingeniería, cuando juntamos todo lo que puede caber en una imagen hace que sea un universo completo de ideas, diálogos, técnicas, deseos y sueños.


Comprendí que además la fotografía en sí misma es un archivo del espacio-tiempo, un lapso de estas dos variables guardados en una película o una memoria. De alguna manera, la maquina del tiempo existe y es una cámara. Y quizá en el futuro sea un derivado de una cámara lo que pueda voltear a ver el pasado.

Después de dar clases surgieron -como una avalancha- un cúmulo de dudas y de nuevas inquietudes más allá de la fotografía universitaria, y tomada la decisión de profundizar en la foto, me embarqué en un viaje (que aún no termina) de conocimiento de temas técnicos, de diversos ámbitos de la fotografía, que me llevaron a conocer a grandes maestros de la luz y especialmente sus experiencias.

Gracias a mis primeras exposiciones colectivas en la UNAM, una Dra. me contactó para exponer algunas imágenes durante un congreso de Epidemiología, donde sucedió algo que me marcó el corazón: Recibí un correo de un importante médico, donde me felicitaba por atreverme a hacer imágenes y me contaba un poco que había sido su pasión y lamentaba no haberse dedicado a eso. Fue un parteaguas para decirle sí a la fotografía.


Para el año 2007 estaba iniciando mis primeros trabajos remunerados, recordando que fue el 14 de febrero cuando hacía mi primer catálogo en Zapopan, Jal para una marca que vendía lencería por catálogo. Desde entonces, no he dejado de trabajar en diferentes áreas de la fotografía.

Algo que amo de la fotografía es que cada trabajo es diferente, he conocido lugares increíbles, personas increíbles, y cada experiencia tienen diferentes matices. Así, un día puedo estar en una oficina corporativa, otro día en un avión haciendo foto aérea, y otro en un foro con todo el glamour de la fotografía de moda.   He conocido a artistas, modelos, empresarios, científicos y por qué no gente común, con la sencillez y paz que muchas veces es necesaria en esta vida tan complicada.


Por eso amo mi trabajo y mi historia.

Erik Murillo

Invierno 2023